El pasado sábado 25 de octubre nos desplazamos a la vecina provincia de Cuenca, concretamente Alarcón, para hacer una ruta de senderísmo por, "La Hoz de Alarcón", un bonito lugar donde se conjugan perfectamente historia y naturaleza.
Alarcón un bonito pueblo amurallado el cual se sustenta en un peñasco, mirador y defensa natural donde las haya.
Este día lo comenzamos sobre las ocho y media de la mañana, quince personas las cuales estábamos dispuestos a pasar un buen día disfrutando como siempre de una afición común, el senderismo y la naturaleza, pero esta vez acompañada de un poco de historia.
Comenzamos andar sobre las diez y media de la mañana, una ruta que su recorrido está estimado en unos ocho kilómetros y medio, con un desnivel de 150 metros, la verdad que la ruta no guarda mucha dificultad es fácil de hacer y bonita de observar.
Iniciamos la ruta desde el aparcamiento, desde hay al lado esta indicado el inicio, el camino está bien señalizado, lo primero que tuvimos que atravesar fue la muralla del S.XV por su puerta de Chinchilla, cogimos el camino hacia la derecha bajando hasta llegar al lado del río el cual nos fue acompañando en nuestro recorrido, nos encontramos un bonito bosque, con mucha vegetación fuimos caminando encontrándonos diferentes colores en la vegetación puesto que ya se podía observar el colorido que nos ofrece esta época del año, el otoño, seguidamente ascendimos por unas escaleras, poco después cuando ya llevábamos unos cuatro kilómetros recorridos nos encontramos un precioso puente, también de la época, el puente de Tebar, seguidamente nos salimos un poco de la ruta para poder acceder a la Torre de los Alarancillas, poco después llegamos a un collado donde todo se une armoniosamente, naturaleza e historia, levantado un poquito la vista nos encontramos, La Torre Cañavate, una torre Albarrana del S. XIV, a ambos lados tenemos al río Jucar formando un meandro que lo rodea, nos encontramos un mirador desde el cual nos encontramos con unas estupendas vistas, de las hoces, seguidamente nos adentramos en pleno monte, con unas características típicas del monte mediterraneo, hasta salir a una pista por la cual anduvimos durante un kilómetro y medio, volviendo a adentrarnos en pleno monte, divisando todo el pueblo y la naturaleza con los colores del otoño y llegando al puente de Picazo.
Una vez terminada la ruta nos fuimos a comer a un restaurante de la localidad, concretamente al restaurante El Quijote, donde nos atendieron con mucha amabilidad, platos sencillos pero buena la comida, destacar el pollo asado buenísimo y los postres.
Os paso algunas fotos para que podáis ver en imágenes lo que estuvimos haciendo.
Un saludo
Jose Simón
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